DANZA, EXPRESIÓN Y TRAUMA
Quien mueve el cuerpo mueve el corazón; quien mueve el corazón, mueve las emociones; quien es capaz de emocionarse y quien es capaz de emocionar ha encontrado la llave del misterio-milagro de la educación.
El músculo que no se ejercita se atrofia, por eso sabemos de gente que no se acuerda de reír. Y lo mismo pasa con el cerebro: quien no repasa, renueva, despilfarra y juega con sus pensamientos, costumbres y conocimientos, fácilmente pierde la agilidad necesaria para entender un mundo en cambio permanente. Además, y esto sí que es una gran pena, pierde el placer de crear, el gozo de vivir y el privilegio de compartirlo. Así que, ¡danzad, danzad, benditos!
(Carlos Pons, maestro y actor).
Tengo recuerdos de que siempre bailé, así como algunos dicen que siempre dibujaron, cantaron o construiron cosas, yo siempre bailé. Mi mamá decía “ella vive del aplauso”.
Dijo una vez Patti Smith: "No busques ser cool. Sé apasionado, sé comprometido, sé tú mismo. La autenticidad es más punk que cualquier chaqueta de cuero. Escribe, canta, crea, aunque nadie escuche. Porque el arte verdadero nace del alma, no del aplauso".
El baile siempre resultó para mí lo más cercano a “meditar”, un espacio de desconexión con el exterior y de conexión conmigo misma. Nunca fui buena para meditar sentado, en silencio, en inmovilidad corporal, me exaspera. La música es corriente y mi cuerpo la que interpreta lo que siente en cada vibración. Mi primer amor fue la danza clásica, la búsqueda de la perfección del movimiento, la estructura, la disciplina.
Cuando cursaba 1er año de la carrera de actuación me diagnosticaron una hernia lumbar en L4 y L5, tenía 18 años, me operaron con los recursos económicos disponibles. El resultado: una carrera congelada. El adiós de un pololo en el hospital, un cambio de un libro: “El mundo de Sofía”. Hospitalización en completa inmovilidad. Un enfermero con prácticas cuestionables, vulnerabilidades que en ese tiempo no eran tema de conversación. Una mamá presente. Amistades ausentes. Una cicatriz como línea de tren. El inicio de un período de recuperación donde se congelaron sueños y donde se escribieron historias de escape y fuga. Muchas formas de expresión se revelaron desde ese entonces y hasta ahora, pero no volvieron a pisar un escenario como bailarina.
¿QUÉ ENTENDEMOS POR EXPRESIÓN? Etimológicamente expresión se deriva de exprimere , que significa hacer salir presionando. El sentido originario de expresión es el de movimiento del interior hacia el exterior, presión hacia fuera.
Creo que muchos de mis “desplazamientos” en la vida han sucedido por un impulso, un desgarre, una fisura, un momento traumático o una experiencia placentera generando en mi un movimiento del interior hacia el exterior, mi potencial de expresión siempre ha estado en mí.
Lo que sucede en el cuerpo tiene una incidencia en lo psicológico y las vivencias psicológicas están inscritas en la historia emocional del cuerpo y la manera de relacionarse con él.
¿QUÉ ES EL TRAUMA? Tal como uso la palabra, “trauma” es una lesión interna, una ruptura o división duradera dentro de uno mismo debido a eventos difíciles o dolorosos. Según esta definición, el trauma es principalmente lo que sucede dentro de alguien como resultado de los eventos difíciles o dolorosos que le suceden; no son los mismos eventos. “El trauma no es lo que te pasa sino lo que pasa dentro de ti”, es como lo fórmula.
Piense en un accidente automovilístico en el que alguien sufre una conmoción cerebral: el accidente es lo que sucedió; la lesión es lo que dura. Del mismo modo, el trauma es una lesión psíquica, alojada en nuestro sistema nervioso, mente y cuerpo, que dura mucho más allá del incidente que la originó y que puede desencadenarse en cualquier momento. Es una constelación de penurias, compuesta por la herida misma y las cargas residuales que nuestra herida impone sobre nuestros cuerpos y almas: las emociones no resueltas que nos visitan; la dinámica de afrontamiento que dictan; los guiones trágicos o melodramáticos o neuróticos que sin saberlo pero inexorablemente vivimos; y, no menos importante, el costo que estos cobran en nuestros cuerpos.
Un camino hacia la curación:
Nadie puede trazar el curso de curación de otra persona porque no es así como funciona la curación. No hay hojas de ruta para algo que debe encontrar su propio arco individual. Sin embargo, podemos esbozar el territorio, describirlo, familiarizarnos con él y prepararnos para enfrentar sus desafíos. Podemos aprender qué leyes naturales parecen gobernar la curación, específicamente qué actitudes y atributos despierta y responde en nosotros. Al igual que el parto natural, la curación no se puede ordenar ni acelerar, pero ciertamente se puede ayudar.
Las siguientes “A” no son pasos prácticos ni mandatos rígidos. Representan principios curativos que han demostrado ser guías útiles para muchas personas.
Autenticidad
“La autenticidad es la forma más pura de rebeldía”
La búsqueda de la autenticidad está plagada de trampas. Para empezar, tenemos la paradoja de que la autenticidad no puede perseguirse, solo encarnarse. Por definición, luchar por una autoimagen idealizada es incompatible con ser auténticamente quien uno es. Tenemos que empezar por aceptarnos plenamente, como descubrió Anita Moorjani en su encuentro con una enfermedad mortal. “Incluso la más mínima resistencia de la persona opuesta... como si hubiera disgustado a alguien sea un poco, esta era yo antes, sería yo quien retrocedería”, me dijo. "Hoy quien soy, no tengo miedo de ser desagradable, de decepcionar a alguien. No tengo miedo de lo que solía considerar como mis cualidades negativas. Me di cuenta de que son solo el otro lado de ser quien soy".
Uno de los enfoques más directos de la autenticidad es notar cuando no está allí, y luego aplicar un poco de curiosidad y escepticismo suave a las creencias limitantes que la reemplazan o simplemente se interponen en su camino. La creciente capacidad de admitirse a sí mismo “Ay, eso duele” o “Sabes, no quise decir lo que acabo de decir” o “Tengo mucho miedo de ser yo mismo en esta situación” es el impulso hacia la autenticidad.
Enojo (Ira)
La ira en su forma natural y saludable es una defensa límite, una dinámica que se activa cuando percibimos una amenaza para nuestras vidas o nuestra integridad física o emocional. Nuestros cerebros están conectados para ello, difícilmente podemos evitarlo: este es el sistema RAGE de autoprotección identificado por Jaak Panksepp. Su pleno funcionamiento es una característica estándar de nuestra totalidad, esencial para la supervivencia. La ira saludable es una respuesta del momento, no una bestia que mantenemos en el sótano, alimentándola con vergüenza o narrativas autojustificadoras. Es situacional, su duración es limitada: parpadea cuando es necesario, cumple su tarea de defenderse de la amenaza y luego se calma. No se convierte ni en una experiencia para temer y detestar ni en un irritante crónico. El hecho, y algunas personas pueden necesitar recordar esto activamente, es que estamos hablando de un sentimiento válido y natural que en sí mismo no tiene la intención de dañar a nadie. La ira en su forma pura no tiene contenido moral, correcto o incorrecto, simplemente es, su único "deseo" es noble: mantener la integridad y el equilibrio. Siempre y cuando se transforma en una versión tóxica de sí mismo, podemos abordar las historias e interpretaciones inútiles, los patrones de pensamiento santurrones o autoflagelantes que siguen atizándolo, sin invalidar la emoción.
También podemos observar cómo nuestra incapacidad para decir no alimenta el resentimiento crónico que nos deja propensos a combustión dañinas. Muchos de nosotros hemos aprendido a minimizar nuestra ira hasta el punto de que ni siquiera sabemos cómo se ve. Al igual que la autenticidad, la ira genuina no es una actuación. El mensaje central es un no conciso y potente, dicho con tanta fuerza como lo exige el momento.
Dondequiera que nos encontremos tolerando o explicando situaciones que nos estresan persistentemente, insistiendo en que "no es tan malo" o "puedo manejarlo" o "no quiero hacer un escándalo por eso", es probable que haya una oportunidad para Practicar dando a la ira algo de espacio para que surja. Incluso la admisión franca de que "no me gusta esto" o "no quiero esto" puede ser un paso adelante. La pregunta para la mayoría de nosotros no es si estar enojado, sino cómo relacionarnos de una manera sana con los sentimientos que naturalmente van y vienen con la marea de la vida, incluida la ira.
Un monje decidió meditar solo, lejos de su monasterio.
Tomó su bote hasta el centro del lago, lo amarró allí, cerró los ojos y empezó a meditar.
Después de unas horas de silencio, sintió el arrepentido golpe de otro bote chocando con el suyo.
Con los ojos aún cerrados sentí que su ira aumentaba.
Estaba listo para gritarle al barquero que tan descuidadamente había perturbado su meditación.
Pero, cuando abrió los ojos, se sorprendió al descubrir que se trataba de un bote vacío el que había golpeado al suyo, probablemente se había desatado y flotaba hacia el centro del lago.
En ese momento, el monje tuvo una gran revelación. Comprendió que el enojo estaba dentro de él; sólo necesitaba el golpe de un objeto externo para sacarlo fuera de él.
A partir de entonces, cada vez que encontraba a alguien que lo irritaba, se recordaba a sí mismo, que la otra persona no era más que un bote vacío: La ira estaba dentro de él.
Aceptación
La aceptación comienza con permitir que las cosas sean como son, sean como sean. No tiene nada que ver con la complacencia o la resignación, aunque a veces pueden presentarse como aceptación (piense en la expresión de encogerse de hombros "es lo que es"), al igual que el egoísmo obstinado puede convertirse en autenticidad. Más bien, la aceptación es el reconocimiento, siempre exacto, de que en este momento las cosas no pueden ser de otra manera que como son. Nos abstenemos de rechazar o condonar. En lugar de resistirnos a la verdad o negar o fantasear para salir de ella, nos esforzamos por estar con ella. Al hacerlo, fomentamos una relación alineada con el momento presente real.
La aceptación también significa aceptar lo francamente difícil que puede ser aceptar. Puede parecer paradójico, pero la verdadera aceptación no niega ni excluye ningún aspecto de cómo es, ni siquiera nuestro impulso de rechazar cómo es. La ira, la tristeza, el temor, la resistencia, incluso el odio, dentro de una actitud de aceptación, todos tienen espacio para decir su parte. A veces, aceptarnos a nosotros mismos comienza con enfrentar que no sabemos cómo nos sentimos, o que nuestros sentimientos están mezclados. El rechazo de cualquier parte de nuestra experiencia es un auto-rechazo antinatural, uno que sin embargo se siente normal para muchos de nosotros. En el año 2022, un año de mucho aprendizaje en torno a la “aceptación”, participé de un diplomado en Muñecoterapia y parte mi proceso fue la construcción de un muñeco “autorretrato” en esa actividad nace Lola . Este proceso de construcción y animación me hizo recordar que soy más de lo que hoy soy, que en mi duermen muchos retratos y éste en particular me hizo feliz muchas veces y lo tenía durmiendo en el recuerdo. Lo construí con tanto cariño, cada pieza, el vestuario, su pelo, nada fue planeado, él me iba hablando y diciendo que quería y como le gustaba. Sentí que cada acción hecha con cariño y cuidado me lo hacía a mí misma. En el año 2020 grabé un vídeo corto de flamenco para celebrar el día internacional de la danza (imagen adjunta), desde entonces que no me conectaba con la danza y reconocí cuanta falta me hace. El escenario que escogí, por tanto para “Lola”, mi título-autorretrato, es el mismo que usamos aquella última vez.
ANTECEDENTES ARTÍSTICOS:
1988-1990: Integra el equipo escolar de gimnasia rítmica del Colegio SSCC, La Serena. Representa al colegio en campeonatos provinciales, regionales y nacionales con esquemas individuales en balón, cinta, aro y cuerda y esquemas grupales en manos libres, aro y balón . Integra la escuela de Ballet Clásico del Teatro Municipal de La Serena.
1991: Representante a la ciudad de
1992: Integra la escuela de Ballet Clásico del Teatro Municipal de Santiago. Participo de un ciclo de expresión corporal con el maestro Mario Bugeño y danza flamenca con Lorena Peñailillo en la Municipalidad de Coquimbo. Ingreso a la Escuela de baile flamenco Luna Cale en Santiago . Participa en el 1º, 4° y 5° Festival de Danza Independiente de Chile. Centro Cultural Estación Mapocho /Teatro Cariola junto a la Escuela de danza Luna Cale.
1995: Participa en el 3° Festival de las Artes Jóvenes.Teatro Novedades. Participa de clases de Bulerias y Caastañuelas en la Corporación Cultural de San Miguel. Participo de clases abiertas de Técnica Académica, Danza Jazz, Flamenco, Expresión Corporal e Improvisación impartidas en el Centro Cultural Balmaceda. Participo como comparsa en la temporada de Ópera nacional e internacional, de la obra “Nabucco”, de Verdi en el Teatro Municipal de Santiago.
1995-1996: Integra la Compañía Luna Calé debutando en la Sala Agustín Sire de la Universidad de Chile, en el mismo período participa de la Temporada de Danza organizada por el Centro Cultural de España, ambas con la puesta en escena “Mujeres de Lorca”.
1996-1998 Al salir del colegio ingreso a estudiar Actuación e Interpretación Teatral en el Instituto Profesional Teatro La Casa. Sin embargo, no finalizo mis estudios porque me someto a mi primera intervención quirúrgica por hernia lumbar en L4-L5.
2008 Mi título de Psicóloga. Mención Ps. Organizacional. Universidad de Las Américas.
2009 Participo en el Diplomado en Terapia Corporal, Musicoterapia y Arteterapia. Universidad Andrés Bello
2005 Segunda intervención quirúrgica por hernia lumbar en L3-L4. Impresión diagnóstica: Enfermedad degenerativa de la columna lumbar.
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