Muñeco terapia

 

Seres

El año 2022, mientras aún vivíamos la incertidumbre, los miedos y las tristezas de la pandemia, tuve la oportunidad de sumergirme académica, responsable, sensible y creativamente en el “Alma del Muñeco”, participando en la 11ª versión del Diplomado en Muñecoterapia, impartido por la Escuela de Muñecoterapia Chile y patrocinado por la Comisión de Educación, Desarrollo y Terapia de UNIMA Internacional.

Mi primera experiencia

Mi primera experimentación fue con una investigación que llamamos "Mi Muñeco en Pandemia" , con el objetivo de descubrir y explorar las posibilidades creativas, estéticas y emotivas que habitan en los muñecos, pero también para conectar con una gran cantidad de sucesos que, en ese momento de mi vida, provocaron caos, desorden y confusión.

A nivel profesional, me encontré en la cima de mi carrera. Sin embargo, la crisis social de 2019 y la pandemia de 2020 me hicieron caer, como quien rueda cuesta abajo por una colina. Me inscribí en cada curso posible como una forma de mantener la cordura y mantener mi mente en movimiento. Hacer todo ese “ruido” me alejaba del “silencio”, porque escucharme significaba hacer el ejercicio de parar, comprender y hacerme carga.

Proceso de creación de "Mi Muñeco en Pandemia"

Fallecieron personas cercanas, dos de ellas jóvenes, quizás demasiado jóvenes. Viví un juicio de divorcio doloroso e injusto, como un balde de agua fría sobre mí. Mi libertad, como la de muchos, se reduce a un espacio mínimo, acentuando aún más la sensación de encierro y la imposibilidad de escapar. Me hice responsable del cuidado de un hermano que enfermó gravemente, pensando que tenía sentido “salvar” a alguien si yo misma no era capaz de salvarme.

Al reflexionar sobre todo lo ocurrido, reconozco que mi cuerpo resintió el ruido y mi mente no dejaba de girar. Sin embargo, había olvidado un evento clave durante la pandemia, que finalmente surgió como una salvavidas en ese período: conformé legalmente mi consultora. Siento que, a través de esa acción, logré dar vida a algo en medio de tantas cosas que quitaban vida.

Así nace FojaCero , el primer paso de un proyecto que llevaba mucho tiempo latiendo… mi “Día Cero”.

Creación de los primeros personajes.

Uno de los elementos que más me cautivó fue la potencia del lenguaje del silencio, y cómo este posee posibilidades únicas de aplicación terapéutica en el ámbito de la salud, la educación no formal y el trabajo comunitario. Pero en mi mente resonaba con fuerza cómo esto también podía implementarse en el mundo organizacional: cómo hacer que las empresas y sus colaboradores se conectaran con todo el potencial poético y metafórico del muñeco.

Los efectos expresivos que se pueden lograr desde la animación y la interacción con estos objetos son extraordinarios. Así, creamos los primeros personajes que nos acompañaron en la facilitación para vincular conceptos, contextos y teorías con personas, trabajadores y jefaturas.
Así nacen: Yellow Man , un personaje muy simple para temas no tan simples como la inteligencia emocional; Don Antonio , un experto en servicio al cliente; y El + Diablo , creado para hablar sobre los pecados capitales con líderes de grandes organizaciones.

Si yo pude, ustedes también pueden

Con el tiempo, hicimos que los participantes tuvieran un primer acercamiento a la creación, construcción y animación de muñecos. Primero fue un grupo de 60 docentes del Colegio de los Sagrados Corazones de Providencia quienes se atrevieron a vivir la experiencia. Luego, un equipo de ejecutivos de atención al cliente de Hites. Y así, se fueron sumando otros grupos que, siempre desde la motivación, el juego y la creatividad, se atrevieron a participar.

Cada cual puede crear y tener una participación activa de su proceso al construir y dar movilidad a una extensión de sí mismos, ese acto casi psicomágico de dar vida a un “ser” les otorga cierto control sobre algo a lo cuál pueden animar y dar lo que ellos han perdido o nunca han tenido, así el Muñeco puede ver, tocar, respirar, correr, volar y usar todo su cuerpo sin limitante alguno. El desarrollo de esta capacidad expresiva, pretende por tanto, potenciar su sensibilidad, sus posibilidades creativas y sus capacidades de descubrirse a sí mismos, manifestándose con espontaneidad y plenitud. “Sólo aquello que se llega a vivenciar profundamente, dejará una impronta en el ser” (Schinca, 2003, p. 5).