En opinión de Aristóteles, la representación de una persona, ha de mostrar los movimientos del alma y dar a conocer los afectos de la persona más que limitarse a la mera apariencia externa:
"El objetivo del arte no es presentar la apariencia externa de las cosas, sino su significado interno; pues esto, y no la apariencia y el detalle externo, constituye la auténtica realidad ".
Una parte de la forma de ser de las personas se muestra en su aspecto externo que, de algún modo, también refleja su interioridad, pero el artista no se contenta con reproducir la apariencia externa de la persona ni el rostro en su objetividad material, sino que quiere captar y expresar algo inmaterial, un contenido, el sujeto, algo interior que puede ser una actitud ante la vida, un estado psicológico circunstancial, etc., etc.
Tomando con relativa libertad de los términos pathos —imagen externa— y ethos —imagen interna— en sentido similar al que les da Aritóteles, al hablar de conocer aludimos no sólo la posibilidad de percibir en una representación el pathos —emociones o perturbaciones del alma causadas por sentimientos y experiencias (tristeza, alegría, padecimiento, enfermedad, melancolía, dolor, ira…) y que son estímulos circunstanciales—, sino también el ethos —hábito permanente que se ha hecho a través de los años—, que constituye su carácter o modo de ser derivado de la costumbre. El DRAE define etos , sin hache, como el “conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o la identidad de una persona o una comunidad”.
Al aglutinar ambos aspectos se compagina y armonizar lo que percibimos sobre la identidad de la persona para reconocerse y ser reconocido como individuo en la representación. Fundamentan la posibilidad de conocer al autor a través de su autorretrato, que éste mejore el conocimiento que tiene de sí mismo, aprenda a conocerse y descubra lo que aún no sabe.
En cuanto al concepto de la realidad íntima, podemos referir a aquella manera de ser de una persona, aquello que la hace distinta y única, al margen de lo que pueda afirmar o aparecer exteriormente. , y también como aquella forma de conocerse que sólo suele estar . al alcance del propio interesado . Suele hacer referencia a características éticas como el carácter, la manera de ser, de sentir, la intimidad, etc.
Puede ayudar a clarificar lo que quiero decir el siguiente ejemplo: dos gemelos, aunque sean externamente idénticos, no se confunden. Hay algo que hace único a cada uno de ellos y que permite distinguirlos a pesar del parecido morfológico. A ese algo lo denominamos realidad íntima . Podría identificarse también con personalidad en el sentido de diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra.
Aunque el rostro de cada persona hable de su manera de ser íntima, cuando un artista realiza su autorretrato, no se sirve sólo de la información que le proporciona sus rasgos, sino que también tiene acceso a los sentimientos que experimenta, cosa que le convierte en la persona idónea para representarse. Esta simbiosis entre la observación y el sentimiento íntimo parece convertir al autorretrato en un buen medio para conocerse mejor a sí mismo y para que los demás puedan conocernos a través de él.
La realización de un autorretrato nos hace pensar en quiénes somos y provoca que, nuestra conciencia, se interrogue sobre nuestra autenticidad. La palabra autenticidad viene del vocablo griego “authentikós” y significa aquel que tiene autoridad. Podemos comprender la expresión “ser auténtico” como tener autoridad sobre uno mismo, tener firmeza y coherencia interna. Hace que nos preguntemos sobre aquello que somos en ese momento, planteándonos si nos gusta ser así y si queremos seguir siéndolo.
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